Amman

A la ciudad de Amman llegamos en vuelo desde Beirut después de haber pasado tres deliciosos días juntos a nuestros buenos amigos libaneses.

Nos alojamos en el hotel Razan, un modesto hotel junto al tercer círculo. Los círculos son rotondas enormes, intersecciones importantes que a modo de anillos te van acercando al centro de la ciudad. 

El segundo día hicimos una visita por toda la ciudad con el Open Tourist Bus, un autobús turístico que es operado por la empresa estatal de transporte terrestre llamada Jet Jordan. La parada para cogerlo tuvimos suerte y era en el hotel Continental a solo 100 metros de nuestro hotel, de lo contrario hubiéramos tenido que caminar mucho hasta la siguiente parada ya que estamos alejados del centro. Este bus sale del séptimo círculo, la central de JET, un punto alejado en las afueras y desde donde va recogiendo pasajeros hasta llegar al centro, aunque no es necesario ir a la parada principal ya que en el mismo bus turístico te venden los billetes. Cuento esto porque la circulación es un caos y es muy difícil moverte si no sabes dónde estás; esto añadido a las dificultades de entender  su idioma. Mi consejo es que para el transporte te muevas en Uber, y nunca en taxi. Tu pones el destino en la aplicación y el conductor te lleva sin necesidad de comunicaros ya que el precio se paga en la misma aplicación. 

Has de tener en cuenta que el bus que te trae desde el aeropuerto te va a dejar en el cuarto círculo y tendrás unos veinte minutos andando hasta el siguiente círculo. Te costará unos 3 dinares, es decir 5 euros. Los precios del transporte son parecidos a Europa, eso si, la alimentación es muy barata.

Desde el tercer círculo hay un paseo de unos 25 minutos hasta llegar al primer círculo. El recorrido va bajando porque el downtown está metido en un profundo valle rodeado de 7 colinas. En alguna de estas colinas se encuentran la Ciudadela y las bellísimas ruinas de esta ciudad. Vas bajando por la famosa calle comercial Rainbow street, muy animada por cafés y restaurantes. Nosotros cenamos en un restaurante llamado Sufra desde cuya terraza teníamos unas vistas preciosas de la ciudad y desde donde se podía disfrutar del atardecer. En esta misma calle se encuentra el bar y bocatería más famoso de la ciudad y que probamos al día siguiente. Se trata del Al Quds, este fué el primero de una cadena de  bares y que se fundó en 1966. El anciano propietario y fundador aún sigue en el local y puedes ver en el pequeño interior del local fotos de él incluso con los reyes Abdalá y Rania que han pasado a probar por aquí su famoso y delicioso panini de falafel triturado con salsa especial.

Ya en el centro puedes visitar la mezquita del Rey Hussein, un homenaje del rey Abdala a su padre, un edificio precioso todo de mármol blanco y rosa. En toda el área puedes disfrutar del Grand Bazaar, un enorme zoco donde encuentras de todo, también puestos de fruta fresca donde probar deliciosos zumos. Al final del zoco llegas al anfiteatro Romano, uno de los más impresionantes y mejor conservados del mundo. Y eso que en 1784 hubo un terrible terremoto en la zona y se destruyeron muchos de los edificios más antiguos y bellos. También hubo muchos destrozos en la zona norte en el Jerash, una de las decápolis, las diez capitales que los romanos construyeron en el Imperio de Oriente, como Damasco o Istanbul.

Frente al anfiteatro con sus 6.000 asientos y su increíble acústica está el Pasha Café una terraza espectacular con vistas aéreas al anfiteatro y al resto de la ciudad donde puedes ver un precioso atardecer y luego las luces nocturnas. Dentro del anfiteatro puedes visitar dos museos el de Reliquias Históricas y el de Indumentarias muy recomendables. En ellos puedes ver artículos de todos los países de la zona y es que Jordania es un país amigo de todos sus vecinos aunque algunos de ellos son irreconciliables entre sí. Aquí conviven religiones diferentes en un clima cordial, donde las gentes son muy amables y cordiales.

La Ciudadela es impresionante, desde ella se otea toda la ciudad, se pueden contemplar las 7 colinas y las vistas de 360º son sobrecogedoras. Desde allí a lo lejos se puede distinguir el Pole Flag, una enorme bandera que se encuentra en las puertas del palacio real. Dentro de la ciudadela está el templo de Hércules está muy bien conservado, sobre dos columnas, de unos 25 metros de alto, se aloja el friso original. 

En el recorrido del bus turístico puedes ver los jardines del Rey Hussein que se encuentran en una zona muy moderna de construcciones occidentalizadas, un lugar donde no solo tienes que tener mucho dinero para poder vivir aquí, sino que además necesitas autorización como residente privilegiado e influyente. 

Estuvimos cenando en Hashim, un restaurante turco y muy famoso donde puedes disfrutar de una deliciosa cena al aire libre. También comimos otro día en el Seafood Cafe una terracita muy chula desde donde puedes ver el bullicio de la calle.

Al tercer día cogimos bien temprano nuestro bus para el sur con destino a Petra, Wadi Rum y el mar Rojo. Sigue la aventura.

www.elviajerotriton.es Junio 2019

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