Mandalay

No me gustan las grandes ciudades, cada vez menos, y menos tan industrializadas. Otra vez ruido, trafico, estrés , decenas de taxistas ofreciéndose, en fin todo el pack turístico del que quieres librarte y no deja de perseguirte. Así que para volver a relajarnos decidimos empezar por ver los alrededores antes y fue todo un acierto.

Sagang, Inma y Amarapura son las pequeñas ciudades que hay a uno y otro lado del rio varios puentes las unen con Mandalay. Al margen está la pequeña ciudad de Ava en la ribera de un pequeño río afluente del Irrawady. Lo cruzamos para comer y fue todo un acierto poder disfrutar de un delicioso pescado llamado «better fish», un nombre más que apropiado.

La tarde la pasamos haciendo una visita a un lugar muy particular, la Kuthodaw Pagoda. Aquí se encuentra el «libro» más grande y pesado del mundo. Las escrituras están dentro de 729 stupas y están hechas en tablas de mármol, un lugar hermoso y muy curioso de ver.

Se acerca la hora del atardecer y nos cuentan que el mejor lugar para verlo es el U Bein Bridge el puente de bambú más largo del mundo. Un lugar que aunque multitudinario tiene una magia que te deja sin palabras. No puedo ocultar mi pasión por los atardeceres y el significado que para mí tienen, agradecimiento, renovación y nueva vida.

El día siguiente lo dedicamos a visitar el Royal Palace lo único que merece la pena ver dentro de la cuidad. Esta pequeña ciudad fortificada dentro de la propia ciudad nos enseña muy bien cómo sería el esplendor y la vida dentro de este reino hasta que llegaron los conquistadores ingleses a finales del siglo XIX. El recinto paso a ser una zona militarizada que de hecho aún hoy se mantiene, ahora con el ejercito nación. Has de dejar tu pasaporte a los militares si es que quieres visitarlo pero vale la pena por ver el esplendor en el interior del palacio.

Y ahora a prepararnos para nuestra nueva etapa que sea cual sea nos hará gozar de nuestra libertad de decidir nuestro destino adonde encaminaremos nuestros pasos, cuando, donde y con quién estaremos, en definitiva disfrutar de nuestra libertad.

«Libertad no es hacer lo que uno quiere, es amar lo que uno está haciendo». Fredric Niestche.

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