Jaipur

Nuestro siguiente destino es la capital del Rajastan, Jaipur.

Esta preciosa ciudad evoca a la realeza que acogió en épocas pasadas y que hoy se puede ver en hermosos Palacios, jardines y edificios monumentales. A la ciudad vieja se la conoce como la ciudad rosa por este colorido que llena todas las fachadas de los comercios de sus puertas de entrada, sus casas y sobre todo sus palacios. El maharajá Singh I la mando pintar de este color en honor a la visita del principe de Gales en 1876.

La ciudad tiene dos patrimonios de la Unesco el observatorio astronómico Jantar Mantar y el Amer Fort. El observatorio es impresionante y es fruto de la pasión del maharajá por la Astronomía que mandó construir un entorno donde realizar observaciones y mediaciones estelares. Todas las construcciones tienen entre otros detalles 23 grados de inclinación que es la inclinación respecto al eje del Ecuador y que les permitía realizar observaciones de todas las constelaciones muy precisas así como relojes de Sol naturales de una exactitud increíble teniendo en cuenta que se construyó en 1734.

El Amer Fort es una impresionante construcción con una muralla que cubre un área de 5 kilómetros cuadrados y dentro de la cual y en su colina está construido el palacio del maharajá desde la inmensa entrada del fuerte. Todo construido en arcilla que se ve de color amarillento por el fuerte sol de la zona. El palacio te deja sin palabras con sus acabados de pedrería en techos, sus suelos y columnas de mármol y sus laberintos de pasillos.

Otro lugar espectacular es el Monkey Temple el templo de los monos, un lugar sagrado donde los monos campan a sus anchas protegidos por las leyes hinduistas del karma. Supuestamente si te chillan o te muerden es que transmites mal karma. Los peregrinos se pueden bañar en una de las piscinas sagradas mientras la otra está reservada para los monos.

Otra experiencia que nos encantó fue montar en elefante y también darles de comer y trepar por su trompa. Aunque esto último es bastante divertido tendré que practicar un poco más…

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De vuelta a Jaipur nuestro conductor y ya amigo Mohamed me deja hacer prácticas de conducir el tuc tuc. Por supuesto en las afueras de la ciudad porque dentro no me atrevo. Ya sabéis que en España se conduce por la derecha, en Inglaterra por la izquierda y en la India por donde puedas. Toca el claxon y se apartan, pon la mano para cruzar y se paran y lo mejor del caso es que nadie se enfada y todos parecen saber por dónde conducir. Tienes que verlo.

Nuestras últimas horas en la cuidad las pasamos viendo el atardecer frente al Palacio de los Vientos el lugar más emblemático y visitado de este bello lugar que ha dejado huella en nuestro corazón. Sus gentes son gentiles,amables y sonrientes y aún más cuando nos presentamos con nuestros nuevos nombres musulmanes Shakir y Sabina.

El camino definitivo no existe, cada nueva etapa es un eslabón que nos une con el pasado y nos compromete con el futuro. Y en cada cruce no temas equivocarte, lo que elijas siempre será lo correcto y marcará la diferencia.

Adiós Jaipur con sus amables gentes, ojalá nos volvamos a ver.

Inshallah.

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