COSTA RICA

Costa Rica es un país centroamericano de gran potencial turístico que está valorado como uno de los destinos internacionales más visitados. Una de sus principales fuentes de ingreso es el turismo. Tiene democracia, paz, y no tiene ejército desde 1948. Se extiende majestuosamente desde el océano Pacífico hasta el Mar Caribe y su distancia es tan solo 200 millas.

Si se hace un recorrido por las provincias de Costa Rica, es fácil darse cuenta de que en ningún otro lugar se pueden encontrar campos, montañas y valles con tantas variaciones de paisaje y clima como aquí.

Es uno de los destinos turísticos más preciados del planeta. Este pequeño pedazo de tierra reúne todos los componentes necesarios para satisfacer el gusto de miles de viajeros que la visitan cada año gracias a las montañas, playas y muchos recursos naturales y también los numerosos parques nacionales y reservas forestales.

Costa Rica es un país que alberga en su pequeño territorio, cerca del 5% de la biodiversidad del planeta, con la ventaja de que ese tesoro natural está protegido por el Sistema Nacional de Áreas de Conservación, que abarca el 25% de la geografía nacional.

Costa Rica es pura vida. Lo vas a experimentar y lo vas a escuchar todos los días. Es un saludo nacional. Lo escuchas desde que llegas y a todo el mundo. Yo llegué al aeropuerto de San José con una lluvia torrencial que me hizo pensar que aún no había empezado la estación seca, pero nada más lejos de la realidad. Me hospedé en un bonito hotel céntrico llamado Paseo las Damas. Al día siguiente encontré un vehículo todo terreno un poco antiguo pero a buen precio. Es imprescindible si quieres recorrer el país hacerlo en todo terreno porque las carreteras, en su mayoría son de ripio, montañosas y tienes que vadear ríos muchas veces. Mi primer destino fué el Volcán Arenal al que llegas después de unas cuatro horas de una tortuosa carretera llena de camiones. Vas cruzando parques naturales y la vegetación es tan generosa que bastaba asomar la mano por la ventana para agarrar hojas de plantas secas. Allí tuve ocasión de escalar el Volcán Chato, ya que no hay permisos para ascender al Arenal. Una experiencia increíble en solitario donde el único peligro son las pequeñas pero venenosas serpientes. En el parque también visité las cataratas Fortuna, pude ver muchos perezosos en árboles por el camino, bañarme en pozas de agua caliente y divertirme con la experiencia de las tirolinas en medio de la selva.

Después de disfrutar unos días en el Parque me dirigí bordeando la inmensa Laguna Arenal buscando la costa Pacífica. En el camino paré a disfrutar el atardecer en el restaurante Tucan, donde conocí al dueño un paisano valenciano muy simpático que me invitó a cerveza.  Ya de noche y por mejores carreteras llegué al Pacífico norte, a Playa Hermosa y me quedé a dormir en un lugar que llevaba el nombre de mi hermano italiano, Roberto´s. Esa noche el guarda de seguridad me mostró una enorme serpiente que había matado hacía unos minutos en las proximidades de las villas. Costa Rica pura vida.

Desde la costa pacífica Norte, durante la primera semana de viaje fuí bajando y parando en los preciosos miradores y playas: playa Penca, Coco beach, Ocotal, Playa Grande, Playa Flamingo, Playa Conchal, Brasilito, y muchas más. Un día lo dediqué a la aventura extrema en Diamante Eco Aventura donde disfruté de una tirolina de 1200 metros. Woowwwww, increíble experiencia. Mi récord estaba en el río Loboc en Filipinas con 650 metros de largo y 800 de alto cruzando la cuenca del río. Me apasionan las tirolinas, que aquí las llaman en inglés: zipline.

Al sur está la famosa playa de surferos de Tamarindo, un lugar muy concurrido sobre todo de gringos, donde hay fiesta y mucho surf. Yo practiqué y conseguí plantarme en la tabla gracias a los consejos de mi instructor y para mi sorpresa dado lo torpe que soy en equilibrio. Muchas más playas fuí visitando camino del sur, Langosta, Avellana, Junquillal. En Ostional puedes ver en la época el desove de las tortugas verdes, yo no tuve suerte por no ser temporada, pero vi muchos huevos de carey y una tortuga laúd o baula que es la más grande del mundo en la playa Carrillo. Las últimas playas del sur son preciosas también Samara, Coyote, Hermosa. Me quedé a dormir en un hotel con villas muy bonitas en Samara donde comí deliciosa comida local y disfruté las playas sobre todo Carrillo. tuve la suerte de quedarme sin batería y así tener que quedarme un día más mientras me la conseguían cambiar. En estos lugares no hay apenas talleres y si encuentran tienen que buscar las piezas. Una delicia para el viajero que no tiene prisa y puede disfrutar de buen pescado y exquisita langosta… Y así día a día disfrutando de la pura vida fui bajando toda la costa pacífica desde Guanacaste hasta la península de Nicoya acabando en Mal País y desde allí a coger el ferry en Paquera y cruzar a Puntarenas. Esta ciudad es muy fea, es un terraplén ganado al mar para recibir a los cruceros que van llegando, la suerte fué que conocí unas maravillosas personas en donde me alojé que me invitaron a cenar y a beber y estuvimos contando historias hasta la madrugada. Seguí el camino sur pacífico y paré en el famoso puente de Tárcoles a ver los cocodrilos de camino a Quepos. Allí visité el parque Manuel Antonio, aunque sin entrar ya puedes ver muchos monos capuchinos y aulladores. Hay una pequeña playa para disfrutar el atardecer que se llama Biesanz y también la famosa playa Espadilla muy concurrida junto al parque natural. La siguiente parada fué Dominical, otro paraíso para los surferos, muy juvenil y ruidosa, pero con mucho encanto. Después está la playa Ventanas donde suelen ir los locales sobre todo los fines de semana, siempre hay fiesta, música y baile en la playa.

Al sur del país se encuentra uno de mis destinos soñados, el parque de Corcovado frontera con Panamá. Me alojé en Puerto Jiménez en la península Osa y desde allí saqué un tour a la estación Sirena desde donde se hacen senderos para avistar fauna salvaje, mono araña y congo, la danta, tucanes. Un espectáculo de vida salvaje, pura vida. De vuelta y antes de salir de la península hice un recorrido en lancha rápida por el río Sierpe hasta isla Violín y la bahía Drake. Que pesaos los anglosajones con este tipo Drake el pirata, que tiene lugares con su nombre en todo el mundo. Que pena que los españoles no presumamos de nuestros antepasados, mayores y más grandes conquistadores y viajeros.

Desde allí inicié viaje por la cadena montañosa central para cruzar de una costa a la otra en el Caribe Atlántico. Mi primera parada fue para avistar el quetzal en el parque que lleva su nombre en un valle precioso y un pueblito maravilloso, San Gerardo de Dota. Dormí al día siguiente en la provincia de Cartago en Turrialba y de allí a Limón ya en el Caribe. la carretera entre Turrialba y Limón es horrorosa llena de camiones de transporte de frutas y madera de palma con la que también exportan mucho aceite a través de este puerto caribeño. Hay largas extensiones de bosque artificial de palma y muchas refinerías a lo largo de la carretera. Llegué al anochecer a Puerto Viejo un bello lugar con todo tipo de servicios, un lugar donde pensaba estar al menos una semana y desde donde visité el parque Cahuita donde vi perezosos, tiburones, muchos monos aulladores y otros animales. Al sur y frontera con Panamá está el parque Manzanillo con bellísimas playas y bosques exuberantes. Esta zona es muy turística pero también divertida y folclórica, buenos restaurantes y zonas de ocio nocturno local. Hay mucho jamaicano que viene aquí para trabajar y se queda a vivir. Mi siguiente parada fué en el norte de la costa atlántica en el parque nacional de Tortuguero al que se llega en barco después de dejar el coche en el último punto de carretera para entrar en los humedales de Tortuguero. Hay muchos hospedajes dentro de Aracari, el pueblito donde llegamos los visitantes. Algunos tienen suerte y disponen de agua corriente para ducharte pero no fue mi caso. El parque se puede visitar en un día con canoas que no llevan motor para no perturbar a la fauna. Vi muchos cocodrilos y monos aulladores, y también pecaríes y manatíes. 

Desde Tortuguero y ya de vuelta a la capital San José, hice dos paradas de varios días, una para subir a mi segundo volcán el famoso Irazú y otra para hacer rafting en el famoso río Pacuare. Este es un país salvaje y de aventura como pocos de los que he visto en el mundo. Llevaba mucho tiempo posponiendo la visita y ha valido y mucho la pena. La primera vez que soñé con venir a Costa Rica fué en el 94 cuando visité a mi prima Chelo en Londres y me habló de un país de naturaleza que acababa de visitar y que yo no ubicaba muy bien en el mapa. Desde entonces he estado postergando la visita y ahora me siento muy feliz. He estado 40 días y podría haberme quedado mucho más, pero creo que me vuelvo satisfecho de haber visto todo lo posible con calma y serenidad disfrutando de la PURA VIDA.

El turista vuelve a casa igual que se fué, en cambio el viajero vuelve transformado. El turista es perezoso y tiene miedo, por eso busca confort y seguridad. El viajero es valiente y cuenta con iniciativa. El turista sigue un tour establecido, planificado con agenda. Sabe lo que va a ver y no se aleja demasiado del grupo. El viajero crea su propia ruta y sigue su senda. tiene un mapa y una brújula propios. En ocasiones se pierde y encuentra lugares que no sabía que existían. su viaje es así, auténtico y excitante. Por eso los turistas nunca saben dónde han estado y los viajeros nunca saben a dónde están yendo. 

Si la aventura te parece peligrosa prueba con la rutina, es mortal.

www.elviajerotriton.es

José Andrés.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s