Vanuatu

Hasta hace muy poco yo no sabía que hubiera un pais llamado Vanuatu y mucho menos donde ubicarlo en el globo terráqueo. Perdonen mi ignorancia, pero lo poco que sabía sobre las islas y países de los Mares del Sur era por las películas que veía con mi padre de niño los Sábados por la tarde en la única cadena de televisión, la 1.
Llegamos al aeropuerto de Port Vila procedentes de Filipinas y después de hacer escala en Papúa Nueva Guinea. Días antes leí que había encuestas realizadas entre muchísimos viajeros internacionales y le habían otorgado a este país el calificativo de “mas feliz del mundo”. Aquello que me pareció entonces algo presuntuoso y exagerado, acabó por convencerme. Yo no sé si puedo decir que este sea el país más feliz, pero si puedo decir después una semana en esta isla perdida en el inmenso Océano Pacifico, que todo el mundo parece feliz, siempre alegres y sonriendo. No importa con quien te encuentres ni donde, todos sonríen. Por algo será. La gente es muy alta y gruesa, casi todos negros de piel y de aspecto polinesio y todos muy simpáticos.
Las islas Vanuatu son un archipiélago de 83 islas y la principal se llama Efaté y su capital es Port Vila. Todo el mundo habla la lengua local, el vatu, que también es el nombre de la moneda, cuyo cambio es de 100 vatus por dólar estadounidense. Pero la gente entiende bastante bien tanto ingles como francés. El clima es tropical, muy cálido y cambiante según los vientos que del este soplen. Cuando recorres la isla como nosotros hicimos en vehículo puedes ver numerosos carteles indicadores con instrucciones en caso de Tsunami, algo muy común aquí, al igual que pequeños terremotos y erupciones volcánicas en algunas islas del archipiélago.
En la semana que estuvimos en esta preciosa isla, nos alojamos dos días en un simpático y muy modesto Hostel, llamado «Room with a View» en la capital, regentado por la simpática Tin Tin, una chica china que nos ayudó mucho con todos nuestros planes haciendo deliciosa nuestra estancia. Los últimos dos días también nos alojamos en Port Vila en Vanuatu Holiday Hostel, mucho mejor equipado pero con personal extranjero bastante menos simpático.
Nuestra intención era haber visitado al menos otras dos islas muy especiales Tanna y Espíritu Santo, pero están bastante alejadas y el viaje ha de hacerse en avión o pasar varios días en barco. El problema fue que próxima la Navidad los vuelos estaban saturados y carísimos. Este problema lo fuimos teniendo en nuestro viaje cruzando el Pacífico en estas fechas. Tanna es famosa por tener uno de los volcanes activos mas espectaculares del mundo y que puede verse muy cerca en un vuelo algo intrépido y temerario. Espíritu Santo dicen que es la isla más bonita, aunque yo sobre todo quería visitar el monumento del navegante portugués al servicio de la corona española, Pedro Fernandez de Quirós, quien conquistó y colonizó estas islas. No pudo ser.
En la preciosa Efaté, visitamos el mercado central, con espectaculares frutas y verduras y también exquisito pescado fresco. Muy cerca del mercado está el embarcadero que te cruza a una isla privada muy próxima llamada Iririki. Esta isla es propiedad privada y pagas 15 dólares con derecho a 10 de consumición para comer y el precio te incluye los traslados y el derecho a recorrer todo la isla y las instalaciones, hacer snorkel y cualquier actividad que te apetezca. Nosotros alquilamos un coche e hicimos dos veces el recorrido circular por toda la isla, que te lleva bastante tiempo por la orografía y el estado de las carreteras. En el este las playas son muy agrestes por el efecto continuo del viento. Visitamos la playa de Eton Beach, preciosa y protegida por un arrecife natural de rocas, donde puedes almorzar en pequeñas casetas junto a la playa. Después visitamos Naiwe Beach en Blue Water, un área protegida donde puedes dar de comer y bañarte con tortugas y delfines. Yo me hice amigo de una tortuga que me dijeron que tenía 270 años.
De camino hacia el norte de la isla vimos inmensos campos de cultivo con piñas y platinos sobre todo. Y enormes palmeras todas plantadas en perfectas hileras como si lo hubieran hecho con un tiralíneas. Hay muchos puestos por el camino donde parar para comprar algo de fruta y divertirte viendo las caras sonrientes de los niños algo atónitos y asombrados de ver turistas por aquellos lugares. En mi recorrido hice una parada en un lugar que me sorprendió. Se trataba de una casa de campo muy moderna junto a la carretera con el símbolo y el nombre de INDALO. Resulta que el era de un señor ingles, que tenía a su mejor amigo viviendo en Mojacar y puso el nombre de su casa en homenaje a él. Nos invitó a ver su casa y a pasear por su preciosa playa privada. Incluso nos invitó a cenar el día de Navidad, oferta que declinamos amablemente. En el norte está el Havannah Resort donde paramos y tuvimos suerte de ser invitados a presenciar una ceremonia tribal en honor de unos invitados que se casaban. Fue maravilloso disfrutar de esta representación cultural a orillas del mar. Y a de bajada paramos en un bar a tomar cerveza con la sorpresa que había una bandera de España por la admiración que su dueño tiene a nuestro pais. Hicimos fotos yo con mi habitual camiseta de la selección española y el bajo la bandera. Fue muy simpático aquel momento.
Al norte hay varias islas que visitamos en días sucesivos, Pele, Moso, Lelepa y Nguna.  Cada una de ellas es una sorpresa y navegar por estas aguas es un placer para aquellos que amamos el mar.
Efaté tiene dos patrimonios de la Humanidad que visitamos, uno son los dibujos de arena que te muestran en el Museo Nacional de la capital y el otro son las restos del enterramiento de un líder tribal llamado Jefe Roy Mata en Hat island, la isla del sombrero llamada así por su curiosa forma. La Nochebuena la pasamos en la isla de Moso en el único hotel que hay. Los dueños Anton y Joel, una pareja de australianos, se ocupan de recogerte y hacer que pases una deliciosa estancia en este resort. El día de Navidad yo me levanté a las tres de la madrugada con una hermosa luna llena, para con la ayuda de Anton que me llevo al embarcadero desplazarme a la isla de Nguna y ascender al monte mas alto del archipiélago, el monte Morou de 472 metros, un volcán extinguido y ahora con un bosque espectacular en su interior. La escalada la hice por un espeso bosque acompañado por Amelie, mi guía, para estar arriba antes del amanecer. Espectacular. A la bajada paramos en un poblado muy primitivo donde algunos simpáticos  locales estuvieron cantando canciones en mi honor. Lo pasé genial, imposible mejor día de Navidad.
En la costa oeste hay una playa llamada Hideaway Island donde está el Underwater Post Office, una caseta postal a unos 5 metros bajo el agua donde depositas las cartas, compradas en la capital y con protección para la tinta en el agua. Por increíble que parezca llegan a todos sus destinos y doy fe de ello, las tres que envíe llegaron a sus destinatarios. Solo decir que estuve a punto de “ahogarme” para poder echarlas todas en el buzón. A la vuelta de esta isla disfrutamos de otro de nuestros maravillosos atardeceres y de un autentico tarde en la playa en el Beach Bar Sunset, con cena y un fantástico espectáculo de danza y fuego.

Vanuatu, el pais feliz. Te llevo en mi corazón.
El Mundo es un maravilloso libro, y quien no viaja, solo lee una página. SAN AGUSTIN.
José Andrés. Enero 2019

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