La ciudad de Cebú nos recibe cálida y amable. Atrás queda nuestro paso por la capital Manila, ciudad con mucha historia y con poca energía positiva. Nos hospedamos en el Red Planet, un pequeño hotel boutique, que está en el centro de la ciudad. Una vez alojados nos dirigimos a cenar al famoso centro comercial Ayala que tenemos justo al lado de nuestro hotel.
De camino pasamos por la estación de taxis que cubre los trayectos a casi todos los lugares de la ciudad. Los vehículos son muy populares aquí, son los jeepney, antiguos vehículos que trajeron los americanos en la segunda guerra mundial. El dueño los decoro con colores muy llamativos, caben mas de 15 personas, son abiertos sin ventanas, solo con unas lonas que se bajen si llueve y un individuo vocea los lugares por donde pasa la ruta. Divertido ver el ambiente.
A la mañana siguiente pillamos un «grab», un coche particular que por 130 pesos, unos dos euros nos llevará hasta la estación sur de autobuses para dirigirnos hacia nuestro destino, Oslo. La suerte es nuestra compañera en todo este viaje, así que nuestro bus al sur está por salir nada mas llegar nosotros. El billete cuesta solo 300 pesos, y el coche es muy confortable, eso si el aire acondicionado a tope como es costumbre en el país.
De camino a Oslob leemos indicaciones y pasamos por muchas ciudades con nombre español como Alcoy, Santander, Cadiz que nos alegra mucho poder ver. El viaje desde Cebú son unas 6 horas que se pasan volando con un par de paradas de descanso. Nos hospedamos en una Guest House llamada Malonzo, muy limpia y bonita donde el dueño no escatimó en atenciones con nosotros como conseguirnos la moto de alquiler, indicarnos que visitar, donde comer y todo lo que hacer o pudiéramos necesitar en los dos días de estancia en esta bonita ciudad sureña. Incluso nos acompañó con su moto de sidecar a coger el barco para Bohol el día de nuestra marcha sin querer cobrarnos nada.
Con la moto que nos costó unos 8 dólares de alquiler por dos días hicimos la primera visita esa misma tarde nada más llegar. Se trata de las Tumolog Waterfalls, unas cascadas a las que fuimos un poco escépticos la verdad, y resultaron ser las cascadas mas impresionantes de todo nuestro viaje, y estábamos casi solos en todo el área, al ir por la tarde. Te puedes bañar bajo una preciosa cortina de agua que cae desde unos 100 metros. Poesía de la naturaleza.
Después bajamos al sur a ver el atardecer a Santander junto a unas señoras locales que compartieron cerveza y charla con nosotros y así pudimos disfrutar de la puesta de sol viendo a los pescadores faenando con sus típicas barcas. Cenamos en el mismo Oslob en las barbacoas callejeras donde compras en los puestos y te sientas en las mesas comunitarias con la gente del lugar. Barato y divertido. Y cerveza San Miguel por supuesto.
A la mañana siguiente madrugamos para algo muy especial, bañarnos en el mar junto a los tiburones ballena. hay que levantarse muy temprano, si llegas a las 6 de la mañana como nosotros ya las colas son enormes, muy masificado, quizá mas de 300 personas esperando por grupos. Una vez te indican las normas de seguridad, todo muy bien organizado y por riguroso orden, unas barcas a remos, unas cinco o seis, te llevan al lugar donde aparecerán los tiburones ballena. Lo que no te cuentan y es importante saber es que cuando llegas al sitio en mar abierto otra barca sin pasajeros va a pasar en paralelo a unos 40 metros de la fila de barcas con una persona echando plancton al mar. Estos animales son vegetarianos y les encanta el plancton, motivo por el cual van al lado de esta barca comiendo sin parar por lo que has de estar atento cuando llegue a tu altura o de lo contrario te llevaras el susto que me llevé yo que estaba bajo el agua buscando como loco a los animales. De todo y siempre se aprende. Hay taquillas para guardar tus efectos personales porque es mejor no llevar nada encima, y si te recomendaría llevar una mascara de agua ya que todo te lo van a alquilar.
Cuando esto acaba son las siete o siete y media de la mañana. Que hacer?. Justo al lado hay una empresa que se llama Banji, a unos dos kilómetros dirección sur que te lleva por un precio cerrado a una de las islas mas bonitas que he visto en mi vida. No exagero. La isla se llama Sumilon, tiene una parte privada pero la zona pública es espectacular y puedes quedarte hasta el atardecer. No querrás irte, te lo aseguro.
Al día siguiente un catamarán por unos 15 dólares los dos nos llevó hasta la vecina isla de Bohol a seguir nuestra aventura. Después de Bohol volveremos a Cebú, a la capital para conocer con mas tiempo la historia de nuestros antepasados pero eso ya lo contaré mas adelante.
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Nuestro única posibilidad de Felicidad pasa por comprometernos con todo aquello que queremos y con quienes lo queremos. Todo lo que de verdad valga la pena ha de costar sacrifico. Así que nunca digas que no puedes. ¡Claro que puedes!. Solo que has de elegir hacerlo o no hacerlo. Y cuando te comprometes y eliges un camino, eso, y solo eso, marcará la diferencia. Ecdv.
Lo esencial es invisible a los ojos. No dejamos de ser niños porque nos hacemos mayores sino que nos hacemos mayores porque dejamos de ser niños. Antoine de Saint Exupery.
José Andrés. Diciembre 2018.