Nueva Zelanda. Tongariro National Park

Nada más llegar al aeropuerto te das cuenta que Nueva Zelanda es un país muy muy especial. Sorprende la alta calidad de vida y de servicios que tiene. Eso sí, caro no, muy caro. Como el dinero y lo «otro» son para las ocasiones, es el momento de usarlo para cumplir uno de mis sueños pendientes en mi mochila aventurera: realizar dos de los «great walks» mas famosos del país de la aventura y la naturaleza, el país KIWI.

Alquilamos un coche para dirigirnos desde Auckland hacia nuestro primer objetivo, el Tongariro National Park. Las autopistas son gratuitas y de mucha calidad, así que en tan solo 6 horas llegaremos a nuestro destino a través de verdes prados y profundos y hermosos valles.

En este impresionante parque al que llegamos al atardecer, buscamos alojamiento en un hotelito llamado Ruapehu Park Hotel. El Ruapehu es el nombre de la montaña mas alta del parque con 2.984 metros de altura, una cumbre volcánica muy parecida al monte Fuji de Japón, motivo por el cual muchos escaladores vienen a hacerlo sobre todo nipones y tambien para realizar reportajes fotográficos . Tuve que renunciar a la ascensión de esta montaña a pesar de mis ganas por motivo del mal tiempo que se preveía en la cumbre. Es Enero y aquí en el hemisferio austral es verano, pero a pesar de eso en este parque el clima cambia constantemente y puedes sentir las cuatro estaciones en el mismo día tal como te anuncian los guías.

Así que mi decisión es hacer el Tongariro Alpine Crossing. Este es un exigente trekking de 22 kilómetros de largo en un recorrido que te lleva de una a otra parte del parque ascendiendo a la cumbre Tongariro de 1.895 metros. Elegí hacerlo en grupo que creo que es lo mas aconsejable sobre todo si vas a ascender solo, con la ventaja que tambien te alquilan el equipo que necesites para la actividad, gente muy preparada y profesional.

Así que a las 8 de la mañana «la comunidad del anillo» empezamos a dirigirnos a los valles volcánicos de «Mordor» a través de densas nieblas y con una llovizna constante. Es fácil de entender que eligieran estas montañas para escenarios del Señor de los Anillos.

Antes de llegar a la cumbre y después de dos  horas de marcha los guías deciden que el grupo ha de volver por seguridad ya que los vientos cada vez son más fuertes y en la cumbre prevén haya mucho peligro.

Tim, un chico norteamericano y yo, no estamos dispuestos a renunciar y les pedimos bajo nuestra responsabilidad que nos permitan continuar ya que el trazado es muy intuitivo. Gracias a esta decisión y con mucha prudencia alcanzamos la cumbre tras tres horas y media de marcha. Los vientos son verdaderamente fuertes en la cima como así lo indican los postes señalizados que se encuentran en el suelo. Poco tiempo de celebración en la cumbre volcánica y siguiendo el lomo de la montaña iniciamos el descenso hacia el otro lado.

A los pocos minutos de empezar a descender se va abriendo el cielo y empieza despejarse y a aparecer un espectacular paisaje casi lunar a nuestros ojos. Lagos glaciares de color turquesa se pueden divisar en la base de la bajada y al fondo un enorme lago azul que domina imponente este paisaje aterrador al tiempo que embriagador.

Estos kilómetros que vienen ahora me los llevo en mi memoria así como la sensación maravillosas de cumplir un sueño que una vez aquí creo que ha superado lo mucho que yo esperaba de él.

El camino que queda es largo pero se hace fácil fruto de la emoción. En el recorrido compruebas la dedicación y cuidados con que los «kiwis», como aquí se autodenominan los neozelandeses, cuidan sus montañas y sus senderos. Pasarelas, puentes, escaleras,  trazados de pista, aseos ecológicos y un sin numero de detalles que son la envidia de cualquier montañero.

Tambien puedes ver los efectos de las emanaciones constante de azufre de esta montaña volcánica, tanto residuos como gases humeantes. Ademas en el recorrido hay constantes indicaciones de qué hacer en caso de erupción, la ultima tuvo lugar en el año 1.975.

La parte final del recorrido es un hermoso paisaje con ríos y bosques profundos y así tras ocho horas de marcha llegamos al final de nuestro camino. Desde aquí un transporte nos llevo de nuevo a la entrada del parque donde me esperaba mi «churri» para continuar nuestro viaje al sur.

Salimos del parque por el este al atardecer por una carretera que llaman «Dessert Road» típica carretera desértica y espectacular que ya había visto en multitud de reportajes. Las vistas del parque y sobre todo del Ruapehu son impresionantes. La idea era dormir de camino a Wellington en el sur de la isla norte, pero quizá fruto de la euforia de la ascensión y de la escasez de alojamientos en esta solitaria carretera decidí llegar hasta mi destino esa misma tarde.

La aventura definitiva no existe: cada una es un eslabón que nos une al pasado y nos compromete con el futuro. Sebastian Alvaro.

Observa profundamente a la Naturaleza y entonces lo entenderás todo mucho mejor. Albert Einstein.

Quien viaja vive muchas veces, pequeñas revoluciones alrededor del Mundo.

Quiero viajar el Mundo contigo.

José Andrés. Enero 2019.

http://www.elviajerotriton.com

 

2 comentarios sobre “Nueva Zelanda. Tongariro National Park

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