Kolkata

Nuestra última ciudad en la India es la moderna y occidentalizada ciudad de Calcuta, donde se nota la huella que el imperio británico dejó en este antiguo puerto en la desembocadura del Ganges y que fue durante siglos enclave fundamental en la ruta del comercio entre Oriente y Occidente, el comercio con las Indias.

La llaman la ciudad azul, y doy fe de ello, este color destaca en aceras, medianas, autobuses, carteles y tantas otras cosas. Pero también debemos llamarla la ciudad del caos. Aquí como en ningún otra lugar de los que hemos visitado en la India hemos experimentado el agobio del tráfico, del ruido y del estrés, y también decir que sin tanta magia como en los otros. Tampoco nos llevamos buena impresión de la gente local, la mayoría intentaron engañarnos, fueron muy poco amables y nos ayudaron bien poco en los días que allí pasamos. No todos claro está, pero si la mayoría.

El servicio de transporte está controlado con precios fijos prepago, dos empresas Uber y Ola lo monopolizan. Para beneficiarte de tarifas fijas has de disponer de la APP y comunicarte con ellos vía internet, algo que un turista no «puede» hacer ( los precios de roaming son 4/5€ minuto o paquete datos ). Así que si no dispones de teléfono local o has comprado una tarjeta Sim para la que no te dan muchas facilidades, te toca negociar en la calle con los «cabs» taxis amarillos viejos y sin aire acondicionado o con los blancos que si llevan AC, más caros. Una carrera puede costarte 6 o 7€ que puede pareceros barato pero ese precio aquí es desorbitado para el nivel de vida de allá. Y para colmo la mafia taxista ha conseguido que los ricksaw, o triciclos estén restringidos en toda la zona centro, que por cierto tampoco son baratos.

Pero como el espíritu de nuestro viaje es de aceptación y de buena actitud he de deciros que nos lo pasamos genial. Como el transporte era complicado, nosotros decidimos buscar alternativas. Nos reímos y mucho en el multitudinario metro y también en los autobuses locales, aunque nos perdíamos con facilidad la experiencia fue divertidisima y muy barata, apenas 8 céntimos de euro por viaje.

El Maiden es el pulmón verde de Calcuta. En este enorme parque está el Victoria Memorial un enorme palacio hoy museo en honor a la reina madre. Dimos un paseo en calesa por el parque después de discutir con los propietarios los elevados precios y acabamos disfrutando una sesión de Cosmos en el estupendo Planetarium junto al parque.

Una visita que también disfrutamos a las afueras de la ciudad fue el Eco Park un precioso parque junto al lago. No os confundáis como nosotros con Nicco Park, que en inglés suena muy parecido, pues os llevarán a la otra punta de la ciudad. Acordaros del caos circulatorio y procurar no equivocaros. En el parque «saboreamos» la street food siguiendo nuestra norma de no fijarnos mucho en como y donde la preparan.

Una visita obligada y que me hizo especial ilusión fue visitar la casa, la tumba y el convento de las monjas de la Caridad que fundó la Madre Teresa. Con una intensa lluvia y horas de atascos como no, llegamos a este lugar y tuvimos que esperar que abrieran hasta la hora de visita de la tarde. Enfrente hay un café español que lo regenta un indio que estuvo viviendo en Barcelona, su simpatía te hace menos dolorosa la elevada cuenta de un café y un dulce que tomamos. La visita interior al convento y a la tumba de esta gran mujer nos dio algo de paz y tranquilidad en esta estresante ciudad. También cerramos un círculo desde que visitamos la casa donde está santa nació en la bella ciudad de Skopje en Macedonia el año pasado.

Como resumen y curiosidades en la India os haré un repaso de lo que en este momento recuerdo: toman unas bolitas de azúcar al acabar las comidas para matar el sabor en la boca y a modo de «limpieza» y no hay más que verles los dientes para conocer las consecuencias de estas costumbres. Casi todo el país es vegetariano y es difícil y caro en muchos lugares encontrar alcohol. La comida en la calle es sabrosa como he dicho pero casi nada higiénica así que no es recomendable hasta que lleves unas semanas en el país. Mejor no mirar como lavan los cuencos metálicos de la comida. Hay grifos de agua de depósitos por todas las partes de la ciudad y un vasito metálico que todo el mundo usa y comparte . Ni se conduce por la izquierda ni por la derecha, se conduce por donde se puede, y pitando constantemente aunque nadie se inmuta ni se enfada ( en los transporte en la parte trasera te invitan a tocar el claxon «Please. Blow Horn» ). No hay señales de tráfico, apenas ves algún semáforo y tampoco en las intersecciones se sabe para donde girar y quien tiene prioridad. Como tampoco hay pasos de peatones la gente cruza carreteras y autopistas con lo que hemos venido a llamar el «poder de la mano». Tu pones la mano y haces parar,o así lo crees, el tráfico ( lo probamos y os aseguro que funciona). La mayoría van muy bien peinados y de barba aseada, la camisa también es bastante limpia y adecuada, pero pantalones y sobre todo pies ( casi siempre en chanclas) siempre muy sucios, aunque comprensible según el estado de las calles en los barrios profundos de ciudades y en general en todo el país.

Por lo demás toda mi gratitud a nuestro amigo Patt que nos acogió en su casa a nuestra llegada a Delhi y a este, a pesar de todo, fascinante país en el que también hemos conocido gente maravillosa como nuestro amigo Mohamed en la cuidad que coincidimos mi chica y yo en ser la más bonita de todas las que hemos visitado: Jaipur.

Y ya nos marchamos de este país que en ocasiones te fascina, la mayoría de las veces te supera pero que nunca nunca te deja indiferente.

Cierro esta etapa de esta aventura soñada de la India y que continúa en la siguiente, con unos versos del sabio poeta indio Ramindranat Tagore:

El error es mirar lo de ayer con ojos de hoy, querer que las cosas vuelvan a ser igual cuando tú ya no eres el mismo, como si se pudieran reciclar los suspiros o dar un mismo beso por segunda vez. Los mudos no gritan, los sordos no ven la música, con las cinco letras que se escribe tarde no puedes escribir ahora. Lo que se fue, eso ya no vuelve.

2 comentarios sobre “Kolkata

  1. Os sigo en vuestra aventura y me encanta ver todas las ciudades por donde pasáis .
    Me imagino que en un viaje así hay momentos y sitios buenos y otros no tanto , pero lo bonito es vivirlo .
    Un abrazo y a seguir disfrutando.
    Encarni

    Le gusta a 1 persona

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